México, es un país que tiene tatuada en su historia la palabra RESISTENCIA. Desde la Conquista hasta la Revolución, la nación ha sufrido cambios violentos y progresivos que han modificado su territorio, sus paisajes, su lenguaje y su cotidianidad, sin embargo, el pueblo mexicano se ha caracterizado por mantenerse firme ante las adversidades y resistir estos padecimientos para defender su patrimonio.

Un claro ejemplo de resistencia patrimonial, lo encontramos en el Sitio Arqueológico de Huapalcalco, el lugar de la casa de madera, ubicado en Tulancingo de Bravo, Hidalgo. Desde la prehistoria, Huapalcalco ha sido un sitio ideal para vivir de manera permanente debido a su estratégica ubicación geográfica y a la abundancia de sus recursos naturales como agua, madera, cal, obsidiana, basalto y riolita.

Su centro cívico ceremonial y su pirámide, con un estilo arquitectónico de influencia teotihuacana, resiste desde hace aproximadamente 700 a.C. a pesar de no contar con la adecuada protección y resguardo. Sus pinturas rupestres, ubicadas en los acantilados del Cerro de la Mesa y el Cerro del Huiztli, resisten a pesar de la erosión de la piedra y de los daños ocasionados por quienes ignoran la importancia de las mismas.

Sus acantilados, formados durante la era geológica del Cuaternario, de composición riolítica y lava volcánica sedimentada, resisten a pesar de la explotación de sus piedras que sirvieron al hombre antiguo durante sus ocupaciones en el sitio y hasta la fecha, como material de construcción.

Su ecosistema de Chaparral, con clima semiseco – templado y una variada flora y fauna característica del mismo ecosistema, resiste a pesar del desplazamiento humano en el sitio y la reducción de su poligonal.

Sus leyendas, portadoras de magia y hechos sobrenaturales, que nos invitan a reflexionar sobre nuestra realidad, resisten a pesar del paso del tiempo a través de la transmisión de generación en generación de estas narraciones por los mismos habitantes de Huapalcalco.

Su belleza inspiradora de artistas, resiste a pesar de la basura que encontramos a nuestro paso depositada en casi cualquier lugar del sitio, por la falta de servicios como contenedores y por la falta de cultura ambiental de los visitantes.

En su totalidad, Huapalcalco, ha resistido y seguirá resistiendo gracias a su dueño, amante, cómplice y verdadero protector que es: la sociedad civil.

Desde los años 30’s en que la sociedad civil en Tulancingo denunció el sitio ante el INAH y hasta la fecha en que la Asociación Civil Niebla y Tiempo hizo la petición a las instituciones correspondientes para que Huapalcalco sea decretado Zona Arqueológica, se ratifica lo anteriormente mencionado, ya que nosotros como miembros de una sociedad consciente, hemos sido los responsables de que este importante lugar siga resistiendo.

Pero ¿Cuánto tiempo más tiene que resistir Huapalcalco para que lo protejamos como se merece? Hoy, la solución está tus manos y en las mías, nuevamente en las manos de la sociedad civil. Dale voz a Huapalcalco firmando la petición en change.org y cambia su rostro dando a conocer a más gente la historia de resistencia de la casa de madera.